a mi amigo al otro lado de las páginas

pienso que le decían jorge luis
hombre de fijarse en los espejos
y de perderse en sus eternos laberintos.
Era un artista de su mente,
reflejada en versos memoriosos.
Yo no tuve la dicha de conocerle,
no se si acaso vivió en mi tiempo.
Pero muchas noches me sostuvo la mano,
algunas tardes de lectura
me hizo silenciosa compañía.
Y aunque yo no haya tenido
el placer de observar su rostro
o fijar mi mirada inquisidora
en sus ojos perdidos y ya ciegos,
no es cierto negar que a sus recuerdos
le tenga poco afecto o ignorancia.
Tiene mi corazon un cariño
que comparte con ternura su añoranza,
ambos amamos un rincon del mundo,
que guarda un pedacito nuestro alma,
cuna sureña de nuestros sueños,
donde es su letra respetada,
callecitas empedradas de milongas,
bandoneones que suspiran sudestadas.